VENANCIO EN CAMPAÑA
4.- PA LLORAR Y NO
ECHAR GOTA
Íbamos don Felipe y yo metiendo propaganda
de Q en los buzones y comentando que no conocíamos a la candidata del PÑ, que
se daba un aire a la Señora, que deben de ser primas o algo, pero esta es más
joven y digo yo que tiene que ser doctora o algo, que lleva su bata blanca y le
preocupa mucho el corazón. Ha traído una UVI móvil y la lleva a los mítines, no
vayque con la emoción de las arengas algún corazón sensible se pare.
Y otra cosa que hemos observado (bueno,
esta la ha observado don Felipe, que se fija más que yo) es que se repiten los
nombres en las listas, que yo digo qué casualidad, dos personas con el mismo
nombre han llegado a la cumbre. Pero dice don Felipe que no, que es la misma persona,
que, como vale tanto, no queremos desaprovecharla. Así, si la eligen para las
Cortes, se va y deja la concejalía para otra persona que a lo mejor no habría
votado el pueblo soberano. Que dije yo, ¿eso cómo va a
poder ser? Eso es hacer una poca trampa. Y don Felipe hizo su encogimiento de
hombros de eso es lo que hay, qué se le va a hacer, y seguimos buzoneando.
Vimos a unos hombres, con unas varas largas
intentando poner bien los carteles de Q en las farolas, que los había roto el
viento. Y fuimos a darles las gracias, pero se ve que son gente sencilla y
bondadosa, que no quieren que se les agradezcan las cosas, porque se fueron
echando chispas. Esto que pasa con los carteles de Q no se entiende. Que son
los únicos que tira el viento, que ya es mala suerte, los tira de las farolas y
los arranca de los paneles, pero no se nota, porque nuestros vecinos ponen los
suyos, para que no quede el hueco vacío, digo yo.
Será porque no hacemos falta. Que lo dice
por la tele la que puede, cada vez que puede. Que si fuera por falta… Pero
bueno. Que dice don Felipe que nadie hace falta, pero hay personas que dejan
mucho descanso cuando se van. Como el furgón de Ikea que trajo el sofá y los
colchones.
Volvíamos ya, a tomarnos un jarrete de
blanco y unas pelotas en el Racimo de Oro, cuando nos llamó un joven muy
formal. Nos estuvo examinando, y apuntó en su tableta: “Más viejos que el sol”.
Después nos pidió por favor, con mucha educación, que tosiéramos y tosimos.
Primero don Felipe y luego yo. Que empecé y no podía parar. Y el joven dijo
algo de llorar, y “qué vergüenza, poner
a dos ancianos a repartir, que lo ensucian todo, con lo fácil que es encargarlo
y pagar…”
Que no digo yo que
sea mala idea, no. Sino que los de Q no tienen un euro y les gusta el bricolaje
je je je
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si deseas hacernos llegar un comentario, no lo dudes! Estamos deseando escucharte.