martes, 21 de mayo de 2019

RELATOS ELECTORALES IV


VENANCIO EN CAMPAÑA


4.- PA LLORAR Y NO ECHAR GOTA


Íbamos don Felipe y yo metiendo propaganda de Q en los buzones y comentando que no conocíamos a la candidata del PÑ, que se daba un aire a la Señora, que deben de ser primas o algo, pero esta es más joven y digo yo que tiene que ser doctora o algo, que lleva su bata blanca y le preocupa mucho el corazón. Ha traído una UVI móvil y la lleva a los mítines, no vayque con la emoción de las arengas algún corazón sensible se pare.
Y otra cosa que hemos observado (bueno, esta la ha observado don Felipe, que se fija más que yo) es que se repiten los nombres en las listas, que yo digo qué casualidad, dos personas con el mismo nombre han llegado a la cumbre. Pero dice don Felipe que no, que es la misma persona, que, como vale tanto, no queremos desaprovecharla. Así, si la eligen para las Cortes, se va y deja la concejalía para otra persona que a lo mejor no habría votado el pueblo soberano. Que dije yo, ¿eso cómo va a poder ser? Eso es hacer una poca trampa. Y don Felipe hizo su encogimiento de hombros de eso es lo que hay, qué se le va a hacer, y seguimos buzoneando.
Vimos a unos hombres, con unas varas largas intentando poner bien los carteles de Q en las farolas, que los había roto el viento. Y fuimos a darles las gracias, pero se ve que son gente sencilla y bondadosa, que no quieren que se les agradezcan las cosas, porque se fueron echando chispas. Esto que pasa con los carteles de Q no se entiende. Que son los únicos que tira el viento, que ya es mala suerte, los tira de las farolas y los arranca de los paneles, pero no se nota, porque nuestros vecinos ponen los suyos, para que no quede el hueco vacío, digo yo.
Será porque no hacemos falta. Que lo dice por la tele la que puede, cada vez que puede. Que si fuera por falta… Pero bueno. Que dice don Felipe que nadie hace falta, pero hay personas que dejan mucho descanso cuando se van. Como el furgón de Ikea que trajo el sofá y los colchones.
Volvíamos ya, a tomarnos un jarrete de blanco y unas pelotas en el Racimo de Oro, cuando nos llamó un joven muy formal. Nos estuvo examinando, y apuntó en su tableta: “Más viejos que el sol”. Después nos pidió por favor, con mucha educación, que tosiéramos y tosimos. Primero don Felipe y luego yo. Que empecé y no podía parar. Y el joven dijo algo de llorar,  y “qué vergüenza, poner a dos ancianos a repartir, que lo ensucian todo, con lo fácil que es encargarlo y pagar…”
Que no digo yo que sea mala idea, no. Sino que los de Q no tienen un euro y les gusta el bricolaje je je je


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