lunes, 13 de mayo de 2019

LOS JÓVENES Y LA POLÍTICA


Los jóvenes y la política


ARTÍCULO DE OPINIÓN DE MARTA BARRILERO CONTRERAS, candidata número 13 de EQUO a las elecciones municipales de 2019

La problemática que implica la poca participación de la juventud española es una consecuencia de las políticas que se han llevado a cabo en España durante la última década, incluso algunos años más atrás.
Involucrar a los jóvenes en las elecciones ya sean regionales, locales, nacionales, estatales o europeas, no es un medida (o no debería ser) de campaña para las mismas. Uno de los principales problemas es pensar en el sector joven una vez cada cuatro años, cuando toca que visiten las urnas para llenarlas de papeles que para ellos no tienen un significado tangible. Implicar a la juventud significa hacer inversiones reales en proyectos sociales y proyectos participativos que impliquen a toda la comunidad, que los impliquen a ellos dándoles información, educación y poder de decidir real sobre las opciones/soluciones de futuro que hoy por hoy no es nada acogedor.
Es fundamental que la juventud se implique en política, ya que esos políticos que están en el poder van a tomar decisiones que van a afectar a su futuro, tanto económicamente con las decisiones que se tomen (o no) sobre el empleo, inversiones i+d, como a nivel familiar, subvenciones para la creación de empresas, proyectos de integración, becas, ayuda a la dependencia, las políticas medioambientales, sanitarias…y un largo etcétera., Como socialmente: la imposibilidad de encontrar un trabajo estable te deja a merced de la arbitrariedad de contratos precarios, que imposibilitan el asentamiento y la estabilidad familiar Pero, ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué hay tanto desinterés?


La juventud se ha desactivado políticamente, no hay una educación imbuida en el compromiso social o participativo, fruto de seis reformas educativas que han afectado a la educación de nuestro país. No hay una educación para la ciudadanía real, no nos implicamos con el medio rural, con el medio social. Hoy en día este individualismo generado por la falta de inversión en educación se ve afectado y acrecentado por la rapidez con la que la tecnología ha crecido en los últimos años, con la importancia que se dan a las redes sociales, las relaciones y la aprobación cibernética por el número de “likes” que le dan a tu foto de Instagram, tu twit o el número de seguidores.
Estos nuevos modelos sociales que se han creado crecen, se desarrollan y cambian más deprisa que nunca antes en la historia y la importancia al individuo contra el colectivo (incluyendo a la sociedad, el entorno) confrontan con las necesidades reales que necesitamos para mejorar nuestra calidad de vida en el “mundo real”. El problema es que el propio sistema político ha incrementado y puesto barreras a la gente joven para comunicarse continuamente, alimentando esa mentalidad individualista.
El sistema ha dejado de premiar la excelencia y parece que solamente beneficia desparrames y abusos políticos. La gente joven no tiene una vía para solventar las diversas precariedades a las que se enfrenta, ya sean: aumento de tasas universitarias, dificultad de encontrar trabajo, contratos precarios y abusivos, poca estabilidad económica para formar una familia, poca liquidez económica para comprar una casa/piso…etc. Se sienten desamparados por el estado a muchos niveles, y la consecuencia más directa es el poco interés y desidia que generan los partidos políticos, ya que nunca piensan en soluciones a largo plazo, sino en soluciones nada realistas que se plantean efímeramente en campaña, que es cuando se necesita asegurar el asiento.


Ahora mismo, una persona que se ha formado, a cualquier nivel, pero pongo mi ejemplo, de manera universitaria, con una licenciatura, dos master y tres idiomas, se las ve y se las desea para encontrar un puesto o una oportunidad. Es muy duro, no sólo a nivel personal y emocional tener que vivir con la idea de que tus ocho años de estudio no han servido para nada, ya que te encuentras con x años con cero oportunidades y ningún respaldo estatal. Y diariamente vemos por televisión gente con formación “dudosa” que viven una vida que nos parece lejana, casi irreal, puesto que nosotros con todo nuestro esfuerzo y el de la gente de nuestro entorno jamás podremos salir de las expectativas mediocres que han generado los mismos que nos pedían nuestro voto. No hay contacto entre el político y la ciudadanía.
¿Cómo vas a incentivar con tu discurso a los jóvenes que ahora mismo se encuentran en la Secundaria o el Bachillerato y han visto cómo sus hermanos/primos han trabajado duro para tener un empleo y se encuentran con una precariedad laboral que les hace perder la esperanza en el futuro?
En el estrado político que nos sirven los medios de comunicación no hay partidos que se hagan eco de las demandas de este sector. Actualmente hay más de 3000 partidos registrados en España, pero en los medios de comunicación aparecen siempre los mismo porque no interesa cambiar este modelo cómodo de eludir la realidad que afecta a millones de jóvenes. Esta desinformación genera desinterés y el desinterés genera la no participación de un sector que puede, con su voto, desequilibrar la balanza de poder tan bien establecida y asentada en la última década.


Por supuesto esto implica que haya una mayor despoblación en zonas rurales, familias que han pagado mucho dinero y han invertido todo su esfuerzo en formar a sus hijos, pero que no se quedan, sino que todo lo invertido se va a ciudades grandes como Madrid, Barcelona o al extranjero. En las zonas rurales la inversión en empleo es paupérrima, tenemos una de las tasas de natalidad más baja del mundo, no ha sido tan baja desde la Guerra Civil, la “fuga de cerebros” no es un cuento para no dormir, es real.
Debe haber una iniciativa real, debe articularse un nuevo lenguaje, una nueva retórica política para implicar a los jóvenes en la participación, con el que se puedan empezar a asentar las bases de una nueva política y de un modelo que se adapte a las necesidades sociales de los diferentes colectivos/minorías/grupos/.
Pero para ello deben de empezar a quitarse esas barreras que tan cuidadosamente pusieron, como la Ley Mordaza, trabas administrativas que disuaden a la gente de manifestarse o convocar manifestaciones, recurrir al insulto político y a la humillación personal para desacreditar la disparidad de opiniones. Por no mencionar la dificultad e imposibilidad de votar cuando estás en el extranjero “Voto rogado” o como tuve que votar yo, “dona tu voto” ¿Pero qué país hace a una persona rogar por un voto? ¿En qué clase de bufón se ha convertido la democracia española?
Cuando quiten todas esas barreras y quieran comenzar una comunicación real, entonces los jóvenes empezarán a implicarse en política.

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