VENANCIO EN CAMPAÑA
3.- DON FELIPE LUTHER KING
Volvíamos del mitin de Q en el Parque
Cervantes, que a mí se me caía un poco la lagrimilla de la emoción y tuve que
disimular diciendo que me había entrado carbonilla en el ojo.
Don Felipe, que caminaba a mi lado se paró, me
tiró un poco del brazo, para detener la inercia de mi andar arrastra pies y
apresurado y me dijo por lo bajo y en voz baja: “I have a dream”.
“¿Qué dice este hombre ─pensé─, que no sabe inglés?”“¿Cómo sé yo que es
inglés, si tampoco sé inglés?”
Estaba a punto de entrar en pánico. Por suerte,
Felipe prosiguió:
Estaba viendo vídeos antiguos en Youtube. Un
hombre negro en una tele en blanco y negro lo decía, con subtítulos: “I have a
dream”. Yo trataba de seguirlo sin lograrlo. Era más rápido y más astuto que yo.
De repente, aquel hombre afroamericano que tan bien pronunciaba en inglés, se dirigió
a mí, hablaba en español con el mejor acento Nat King Cole: Sueño que el
mitin de mañana va a ser el más
concurrido de la campaña. Sueño que sacaremos los siete de la foto.
¿¡Siete!? Eso cómo va a poder ser? ¿Siete?
Perdóname, amigo, pero no me lo paso a creer.
En esasestábamos, cuando llegó un whatsapp del Alto
Comisionado de Q para el Desgaste: Misión a las 8 stopcon las gafas oscuras
stop incursión campaña PÑ stop.
Media hora más tarde había terminado de teclear
la respuesta en mi móvil: “OK”.
Felipe, ha habido suerte, ponte las gafas -dije-, vamos
al mitin del PÑ, que dan camisetas y sombreros.
Había vigilancia en la puerta. Nos detuvimos a una
distancia prudencial. ¿Cómo colarnos?. ¿Cómo sortear aquella firme barrera? No
se nos ocurría nada. Ni falta que hizo. El segurata pensó que vendíamos cupones,
Nos llamó:
¡Eh, buen hombre! ¿Vende usted de los ciegos?
Solo a quien no me compra-respondí.
Mi respuesta lo sumió en un mar de dudas. Pero
su orgullo de servidor del ordenle dio fuerzas para seguir:
Demeusted un veinticuatro que acabe en cinco.
Aquí tiene, un trece cabal -señaló el ciego que
era yo- y le escribí ‘menos cuatro’ en la cara.
Se quedó pensando o lo que sea que haga su
cerebro, mientras pasábamos al interior del recinto que con tanta eficacia
defendía aquel portento de agilidad mental.
Al otro lado de las puertas del cielo todo era
sencillez y buen gusto: una simple tarima pintada de rojo y de blanco, luz tenue
y blanquecina,como una niebla que tenía el poder de ocultar las mentiras.
Sentados como público, vestidos con el uniforme
del PÑ y con el capirote que San Iaidro había repartido en la romería, el
batallón de fieles que acompaña a su líder desde la ya lejana fiesta de la
democracia daba muestras de agotamiento. Guardaban las fuerzas justas para
aplaudir las ocurrencias de su guía espiritual. Algunosas habían intentado
escapar, pero el carnet del PÑ estaba conectado a un dispositivo que leía el
pensamiento y daba descargas eléctricas a quienes dudasen del proyecto peñero
para la Ciudad, España y la Humanidad.
Sonaron fanfarrias celestiales, acudieron
reporteros, videocámaras, micrófonos, fotógrafos… se abrieron los cielos y
apareció la líder de la minoría que dirige nuestros destinos, oculto el rostro
tras una app de software de edición fotográfica.
La colla de palmeros que ocupaba las primeras
filas rompió en un atronador aplauso que secundaron tímidamente los cuatro
ciudadanos que no iban vestidos del color de la candidata, mientras las cámaras
de la TV local se esforzaban en hacer creer que la asistencia era
numerosa. Una mujer joven la seguía.
Desde la mínima distancia que el respeto impone, la muchacha le iba pasando en
pósits frases que la gran dama repetía.
Dos voluntarios de la Asociación de Abusuarios
de los Planes de Empleo le acercaron, entre aplausos de la concurrencia, una
enorme chistera rotulada con letras de ceniza: “POGRAMA”.
La dama vestida de blanco se inclinó sobre el
brocal del sombrero, sacó un conejillo gris,
lo mostró a las cámaras y revelo: Obras públicas. Allanamiento del Cerro de la
Horca. Traslado de los molinos a la rotonda del cementerio. Presupuesto: según
vaya pidiendo.
Repitió la operación. Esta vez un gazapete
pardo: Subvención a la Hermandad del Voto Cautivo. 15000 euros.
Liebre vieja y canosa: Pagos al exconcejal
(siglas ilegibles a mano) 8.000 €.
Hizo después un profundo análisis crítico de
los pecados de los diferentes partidos de la oposición. Pidió “el voto, es mi
voto, mi tesoro… y dispuso, entre los últimos aplausos de la claque,: “Venga,
cada mochuelo a su olivo, que mañana hay tajo”.
Estamos abusando, Nancio – dijo don Felipe a la salida-,
estamos abusando. La estamos desgastando con malas mañas: nosotros somos dos
viejos achacosos, y ellos solo tienen la
presión sobre la prensa, la manipulación de la TV local, el aparato del
partido, el apoyo de sus líderes, y dinero, mucho dinero. No hay color.
Paco Morata
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